miércoles, 20 de abril de 2011

Me subo o no me subo?


Me subo o no me subo? Me subo, si tengo la tarjeta agotada, me bajo ¿Por qué me tendría que dar vergüenza? Pongo la tarjeta. Al final, quedaba un viaje todavía. Me voy al medio del colectivo y me paro al lado de una mujer. Es una monja. Que se sentirá ser monja? No puedo no pensar todo lo que se pierde por ser monja. Todo lo que se pierde? Sí, porque estar atado a no amar a una persona como se debe amar, a no tener hijos, a no tener no sé que otras cosas…pero no sé, algo se pierde. Y de última…a mí que me importa? Ella seguro que es feliz así, o eso espero, sólo por el bien de ella, porque sigo diciéndolo: a mí que me importa.
Se bajan algunas personas que estaban sentadas. Se sientan otras pero yo no me pude sentar. Sigo ahí, parado, sin que se note que en realidad me quiero sentar.
Se baja otra persona y ahí me siento. Me doy cuenta que al lado mío está sentado un señor con una bebé. Sigo pensando en mis cosas, en el partido, en la siesta que voy a dormir, en que me tomé el colectivo a las 14:23 y que voy a llegar en 15 minutos a mi casa. Miro para el costado y la bebé me mira. Me da su manito como para agarrar mi dedo. Yo le doy mi dedo, tratando de devolver ese gesto. No me gustan los nenitos, pero no puedo rechazar ese gesto tan puro. Me pongo a pensar muchas cosas. La bebé no sabe de que si se sube algún viejito hay que darle el asiento. No sabe como se maneja la sociedad. No sabe que yo soy un desconocido. Que no hay que darle la mano ni acercarse a personas desconocidas, porque vaya a saber uno quien es aquel que se acerca. La miro a los ojos y sigo pensando que ella no conoce todas esas cosas, que no tiene los problemas que tengo yo, que no está pensando ni en estudiar, ni en si jugó bien o mal, ni en si alguien la quiere como ella quiere a esa alguien. No sabe las reglas de la sociedad. No quiere ir a vivirse sola, ni juntar plata para comprarse un auto, ni tampoco que a veces es tan difícil relacionarse con las personas, que hay tanta distancia entre nosotros cuando no la debería haber. Le fue fácil decir lo que siente, simplemente me miró y me dio su mano, sin hablar, sin pensarlo, sin medir las consecuencias ni lo que podía llegar a ganar o perder. Sólo me mira y se ríe.
Que fácil que es ser feliz…

domingo, 17 de abril de 2011

Aprenderás

APRENDERÁS...
Después de algún tiempo, aprenderás la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, y aprenderás que amar no significa apoyarse, y que compañía no siempre significa seguridad. Comenzarás a aprender que los besos no son cont ...ratos, ni los regalos son promesas...  
Aprenderás que con la misma severidad conque juzgas, también serás juzgado y en algún momento condenado.  
Aprenderás que no importa en cuantos pedazos tu corazón se partió, el mundo no se detiene para que lo arregles. Aprenderás que es uno mismo quien debe cultivar su propio jardín y decorar su alma, en vez de esperar que alguien le traiga flores.  
Comenzarás a aceptar tus derrotas con la cabeza alta y la mirada al frente, con la gracia de una mujer y no con la tristeza de un niño y aprenderás a construir hoy todos tus caminos, porque el terreno de mañana es incierto para los proyectos, y el futuro tiene la costumbre de caer en el vacío.  
Después de un tiempo aprenderás que el sol quema si te expones demasiado. Aceptarás incluso que las personas buenas podrían herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas.  
Aprenderás que hablar puede aliviar los dolores del alma. Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla y que tu también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de la vida.  
Aprenderás que las nuevas amistades continúan creciendo a pesar de las distancias y que no importa que es lo que tienes, sino a quien tienes en la vida y que los buenos amigos son la familia que nos permitimos elegir.   Aprenderás que no tenemos que cambiar de amigos, si estamos dispuestos a aceptar que los amigos cambian.  
Descubrirás que muchas veces tomas a la ligera a las personas que más te importan y por eso siempre debemos decir a esas personas que las amamos porque nunca estaremos seguros de cuando será la última vez que las veamos.  
Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que nos rodea tienen influencia sobre nosotros, pero nosotros somos los únicos responsables de lo que hacemos. Comenzarás a aprender que no nos debemos comparar con los demás, salvo cuando queramos imitarlos para mejorar.  
Descubrirás qué se lleva mucho tiempo para llegar a ser la persona que quieres ser, y que el tiempo es corto. Aprenderás que no importa a donde llegaste, sino a donde te diriges.
Aprenderás que si no controlas tus actos ellos te controlaran y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuan delicada y frágil sea una situación: siempre existen dos lados.
Aprenderás que héroes son las personas que hicieron lo que era necesario enfrentando las consecuencias. .. Aprenderás que la paciencia requiere mucha práctica.  
Descubrirás que algunas veces, la persona que esperas que te patee cuando te caes, tal vez sea una de las pocas que te ayuden a levantarte. Madurar tiene más que ver con lo que has aprendido de las experiencias, que con los años vividos.  
Aprenderás que hay mucho más de tus padres en ti de lo que supones.
Aprenderás que nunca se debe decir a un niño que sus sueños son tonterías, porque pocas cosas son tan humillantes y seria una tragedia si lo creyese, porque le estarás quitando la esperanza.
Aprenderás que cuando sientes rabia, tienes derecho a tenerla, pero eso no te da el derecho de ser cruel.   Descubrirás que sólo porque alguien no te ama de la forma que quieres, no significa que no te ame con todo lo que puede, porque hay personas que nos aman, pero que no saben como demostrarlo. .. No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces tendrás que aprender a perdonarte a ti mismo.   Si algo he aprendido en la vida, es que la mentira se pone en contra de quien la inventa.

Jorge Luis Borges

miércoles, 6 de abril de 2011

Cantar siempre

"Está lloviendo.
Los pajaritos cantan y llenan con sus trinos los árboles húmedos.
Para ellos ni las nubes negras, ni los fragosos truenos, ni la incesante lluvia resultan impedimento alguno para expresar su alegría y regocijo.
Los pajaritos en su institivo conocimiento natural saben que luego o mañana los bañará el sol radiante y cálido.
Saben también que su naturaleza es gorjear a pesar de todo, sobre todas las contrariedades, sobre todos los inconvenientes y molestias.
Ahora no pueden salir de sus leves y reducidos cobijos bajo las ramas. Pero cantan. Siguen cantando.
Trinar y gorjear es lo suyo. Y es lo que hacen.
¿Aprenderemos algún día de los pájaros?
Lo nuestro es ser conscientes, amar, ser felices.
Pero no somos conscientes ni de lo que está más cerca nuestro: nosotros mismos. Quizás ni nos amamos a nosotros mismos.
Cualquier pequeña y exigua nubecilla nos ahuyenta la alegría, cualquier minúscula contrariedad nos apabulla y nos hunde.
¿Por qué no cantar siempre si somos gozo y alegría?
Pasan los días y los años y nosotros seguimos ignorando lo más simple y lo más importante: lo que somos.
¿Que nos pasa?
La lluvia sigue cayendo, y los pajaritos siguen cantando.
Saben que el sol está por encima de esas nubes."

miércoles, 30 de marzo de 2011

Nada me importa más que hacer el recorrido

Pensé que arrancar a escribir acá iba a ser fácil. Me estoy dando cuenta que no jaja. Es complicado tratar de resumir o bajar un concepto a palabras, cuando lo que se intenta es conceptualizar lo abstracto.
Muchas veces me pregunté como me ven los demás, por qué soy como soy. Y la respuesta es muy subjetiva y realmente es complicado verse desde afuera.
Pero el punto trascendental de la cuestión no es como me ven ni porque soy, sino que soy o que somos. Soy lo que hago. Soy lo que digo. Soy lo que pienso. Pero más que nada en el mundo, soy lo que tengo dentro, la llama que está dentro mío. Esta es la que te impulsa, la que te genera moverte, convencerte, confiar en vos mismo, mostrarte. Y es muy jodido saber cuál es esa llama, ese fuego, recorres un camino, hacés un recorrido para darte cuenta. Pero estoy muy seguro que nunca me di cuenta qué estaba haciendo el recorrido, ni vos tampoco, simplemente lo hacés.
Es más facil pensar que todo es un gran viaje, en el que sabemos de dónde partimos, pero no a dónde llegaremos. Y eso, es lo más divertido del viaje.
La llama es la PASIÓN: es la emoción por sí misma. Es hacer y sentir al máximo de lo que podés. . Cuando hacés algo con pasión, estás más vivo que nunca. La vida arranca con la pasión del parto. Cuando sos chico jugás con pasión, parece ser que, como decía el principito, a medida que crecemos nos olvidamos de la diversión por sí misma.
Pero con el tiempo, al crecer, nos sumergimos en preocupaciones, desamores, problemas, temores y nos olvidamos de ser pasionales, de expresarnos sin pensar en las consecuencias.
No tenemos que dejar nunca que nos la critiquen ni que nadie te inhiba ese fuego interno.
A los objetivos hay que ponerle actitud, pero a los sueños hay que ponerle pasión, porque para llegar a un lugar que nunca llegaste, vas a tener que hacer cosas que nunca hiciste.
Cuando sea el momento hay que ir por la búsqueda de la pasión, cuando la encuentres, no la pierdas, y aunque mute de color, que no canbie en intensidad!