miércoles, 6 de abril de 2011

Cantar siempre

"Está lloviendo.
Los pajaritos cantan y llenan con sus trinos los árboles húmedos.
Para ellos ni las nubes negras, ni los fragosos truenos, ni la incesante lluvia resultan impedimento alguno para expresar su alegría y regocijo.
Los pajaritos en su institivo conocimiento natural saben que luego o mañana los bañará el sol radiante y cálido.
Saben también que su naturaleza es gorjear a pesar de todo, sobre todas las contrariedades, sobre todos los inconvenientes y molestias.
Ahora no pueden salir de sus leves y reducidos cobijos bajo las ramas. Pero cantan. Siguen cantando.
Trinar y gorjear es lo suyo. Y es lo que hacen.
¿Aprenderemos algún día de los pájaros?
Lo nuestro es ser conscientes, amar, ser felices.
Pero no somos conscientes ni de lo que está más cerca nuestro: nosotros mismos. Quizás ni nos amamos a nosotros mismos.
Cualquier pequeña y exigua nubecilla nos ahuyenta la alegría, cualquier minúscula contrariedad nos apabulla y nos hunde.
¿Por qué no cantar siempre si somos gozo y alegría?
Pasan los días y los años y nosotros seguimos ignorando lo más simple y lo más importante: lo que somos.
¿Que nos pasa?
La lluvia sigue cayendo, y los pajaritos siguen cantando.
Saben que el sol está por encima de esas nubes."

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